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Potencial y amenaza de transgénicos: Ni pro ni contra...

Publicado: 2011-05-04

Por. Noël Pallais Checa 

El término "transgénico" se refiere a un "organismo vivo" (planta, bacteria, virus, animal, etc.) que ha sido genéticamente modificado (OGM) con las modernas herramientas de la biotecnología. Los promotores de las plantas transgénicas nos aseguran sobre su potencial para aliviar el hambre, reducir aplicaciones de pesticidas y aumentar la calidad de la comida. Los críticos se refieren a una variedad de amenazas de orden: socioeconómico, ambiental (calidad de agua, destrucción de ecosistemas), ético-que incluye la resistencia a antibióticos y por ende el potencial de pandemia-y finalmente desconfianza en el rol de las corporaciones multinacionales en la producción de comida.

Después de leer este artículo, usted no va a cambiar su "radical" opinión inicial sobre los "transgénicos" (OMG). Las opiniones radicales casi nunca se basan en información, y más bien se basan en valores y en características que transcienden a la razón. Esto se puede apreciar claramente al escuchar los argumentos que usan ambos bandos absolutistas para descalificar de juris al adversario; los que proponen a los transgénicos como panacea y los críticos que le adjudican a la tecnología el estigma de "contra natura". La ciencia no es capaz de alterar valores solamente puede proveer información. Yo soy científico y a mí no me cabe duda que existe el "potencial" y las amenazas que aluden los promotores y los críticos de la tecnología, respectivamente.

Considero que no existe suficiente evidencia al respecto de la inocuidad de algunos transgénicos, y por ende, yo prefiero evitar de plano su consumo. Aunque en el Perú esto es difícil porque varios productos que contienen transgénicos se venden libremente sin etiqueta en los mercados. Entre ellos se encuentran las leches de soya Soyandina y Soalé, Quaker Q-Vital Quinua Soya y Avena, Leche 100por ciento de soya Laive, Cuates picantes, Salchicha San Fernando, Salchicha Laive, Maizena Negrita, y hojuelas de maíz Ángel Flakes. En los Estados Unidos casi todo lo que se consume contiene productos transgénicos, pero es obligada la etiqueta correspondiente.

Cabe resaltar que no existe problema ni en Perú ni en el resto del mundo en consumir animales que han ingerido "granos" transgénicos. Por ejemplo, los pollos que comemos se nutren de maíz que contiene granos transgénicos. Tampoco existe problema con los sub-productos de "bacterias-GM", como es el caso del Ajinomoto.  Y nadie podría objetar el sin número de beneficios médicos que han posibilitado los OGM. Por ejemplo, la bacteria GM que contiene el "Factor VIII", un factor coagular de la sangre que hoy les permite a los hemofílicos vivir normalmente.

En el Perú, con toda razón, los argumentos en contra de las plantas transgénicas se encuentran centrados en la "integridad ambiental". Sin duda, tomar el riesgo de contaminar a las especies nativas con la introducción de semillas transgénicas de especies nativas es un crimen contra todo el Perú. Al mismo tiempo, sin embargo, es fácil comprender porque no existe ningún problema con el libre uso de transgénicos en la China; ni el maíz, ni la papa, ni el tomate, se originaron en la China mientras que en el Perú, si.

El resultado del crecimiento demográfico naturalmente conlleva a una reducción de la limitada tierra cultivable en nuestro planeta. Las soluciones son evidentes; 1) detener el crecimiento poblacional y 2) aumentar los rendimientos agrícolas. En la República Popular China las políticas del gobierno están directamente enfocadas en priorizar los esfuerzos estatales en estas dos direcciones: Es casi prohibido tener más de dos hijos por familia y la biotecnología tiene "rienda suelta" para desarrollar a cualquier costo cultivos transgénicos más productivos.

En muchos países en vías de desarrollo como en el Perú, la religión católica es un bastión que impide el control de la natalidad. De manera que, o decidimos aumentar significativamente la productividad de alguna manera o vamos a tener que aceptar el aumento progresivo de desnutrición, particularmente en los sectores de la población menos favorecidos.

El miedo a lo desconocido es una característica humana que nos fue crucial en la prehistoria para sobrevivir como especie en la adversa naturaleza. Pero el miedo a lo desconocido, especialmente cuando se trata de la biotecnología nos amenaza con la nube gris maltusiana de la hambruna. Es razonable tenerle miedo a los transgénicos hasta hoy desarrollados por considerar que no existe suficiente evidencia científica para demostrar su idoneidad. Pero no es razonable rechazar el potencial que tiene la biotecnología y los transgénicos para aliviar el hambre en el mundo.

La culpa del miedo que yo siento hoy al consumir transgénicos la tiene las compañías multinacionales, entre las que sobresale Monsanto. Yo desconfió todo lo relacionado con su afán de producir réditos cuanto antes y a toda costa. Además, estoy en total desacuerdo con el derecho de patentar especies vegetales, sean estas desarrolladas por la naturaleza o en el laboratorio. Finalmente, no estoy convencido de que existe suficiente rigor en la ciencia que hoy se encarga de las evaluaciones de transgénicos para consumo humano. Ahora bien, si la alternativa es morir de hambre o comer transgénicos yo no tendría ningún problema en consumirlos.

Debido a nuestra "incapacidad moral" para ejercer un razonable control de la natalidad es imprescindible y de suma importancia para la población en general, el comprender que las herramientas de la biotecnología y los transgénicos tienen un enorme potencial para aliviar el hambre, reducir aplicaciones de pesticidas y aumentar la calidad de la comida; y que no le deberíamos tener miedo per se. El temor y la acción correspondiente (investigar y no aceptar las nuevas panaceas sin la debida evaluación) hay que reservarlos para todo aquello, incluido los transgénicos, que por su prisa, posición "radical" y falta de transparente información nos parece que podría provenir como resultado de la desmedida e irresponsable codicia humana.


Escrito por

El Tiempo

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