Diario El Tiempo – Piura.

El chef internacional, Carlos Testino, estuvo la última semana en Piura. Su estadía se debió a la presentación de una nueva carta para el hotel Río Verde y El Capuccino. EL TIEMPO aprovechó el momento para dialogar con él. Una entrevista en mal momento, ¿o quizá en el mejor? El joven chef, tenía los cinco sentidos puestos en su labor de cocinero.

Iba de un lado para otro. No paraba. De la laptop, al celular, a la cocina, al platillo recién preparado, a la supervisión de la fotografía, a la crítica de las degustadoras, de nuevo a la cocina por alguna corrección al platillo, otra vez a la computadora y así, en una cadena interminable de dirección, elaboración, presentación y explicación de su propuesta.

Entre cada espacio, le robábamos su atención para hablar de su pasión: la cocina, un arte que lo conquistó desde pequeño, cuando en lugar de ir a divertirse como cualquier muchacho de su época, prefería acompañar a su papá a los restaurantes “fichos” para degustar la diversa gastronomía peruana.

Para la propuesta en Piura, Testino elaboró un sinnúmero de platillos, calidad A-1, los cuales serán puestos a prueba de los usuarios del hotel Río Verde, “por eso no puedo describirte la nueva carta, aún la están evaluando”, dijo.

Lo que sí adelantó es que el 60 ó 70% de las cartas de los restaurantes, están elaboradas a base de pescado. Los usuarios lo prefieren.

Además de la renovación de la carta, el joven chef señaló que también cambiará la vajilla, cristalería, la vestimenta y hasta la decoración de la cocina. Todo será cambiado con una visión más contemporánea. En otra etapa vendrá la remodelación del bar, dijo.

“Es que Piura no puede quedarse, tiene que estar al día de lo que sucede en el mundo gastronómico, sobre todo en este momento cuando la gastronomía peruana está en su boom y los usuarios del hotel tienen que sentir que toda su estadía es placentera”, añade.

Una cocina de  experiencias

Carlos Testino confiesa que durante su etapa escolar no le encontraba gusto a las matemáticas, sino al arte y al dibujo, y cuando le tocó decidir por una carrera, por travieso y por explorar, eligió la cocina, se dijo que sería chef y tras “el grito al cielo” de su padre, y la inevitable perorata, se fue a estudiar a La Florida.

Desde entonces señala que no ha parado. Ha viajado mucho por diversos países, buscando lo tradicional de la zona para luego darle su toque, por eso señala que su cocina se basa en una cocina de vivencias o de experiencias.

Señala no ser partidario de los concursos, “soy cocinero no me gusta la farfulla, me gusta cocinar de todo y como buen deportista y amante del mar, me gustan los pescados”, dice. Sin embargo, reconoce que a veces la cocina lo “carajea”, porque programa algo y resulta que una cosa no va con la otra, “que luego corrijo, pero ya me carajeó”, reconoce.

Por eso señala que a la comida hay que tratarla como a una mujer. “Con creatividad, tacto, mucha sensualidad y pasión”. 

Visítanos en www.eltiempo.pe