Carlos Deza.

Diario EL TIEMPO – Piura. 

Apenas tiembla la tierra o se pronuncia la palabra sismo, los ojos piuranos se vuelven hacia nuestras edificaciones, especialmente las antiguas y nuevas construcciones. Tras los dos sismos ocurridos el último domingo en Pisco y Lima y a más de un mes del movimiento  de  5 grados en la escala de Richter que el pasado 2 de abril sacudió nuestra región, con epicentro  a 17 kilómetros al sureste de la ciudad de Sullana, salimos a preguntar a los expertos cuán preparadas están las construcciones en Piura, ¿Están preparadas para un movimiento telúrico de gran intensidad?

Cuando uno recorre el centro histórico de Piura es inevitable  imaginar cómo quedarían nuestras pocas casonas virreinales de ocurrir un movimiento de gran intensidad. Existen inmuebles que datan de hace más de 300 años, periodo en el que estas viviendas han soportado sismos, intensas lluvias, entre otras dificultades sin que hayan recibido ningún tipo de manteniendo en sus estructuras, lo que ha generado su deterioro con el paso del tiempo, ocasionando que se derrumben ante la mirada indiferente de los ciudadanos.

Y en el caso de las autoridades ¿será que no están pasando de las recomendaciones y el análisis a las acciones concretas sobre las medidas antisísmicas?

En cuanto a las nuevas construcciones y la tendencia hacia los edificios multifamiliares a tono con el crecimiento poblacional, la preocupación del común de los piuranos tiene que ver con la visible precariedad de algunas edificaciones. Asimismo, con la falta de supervisión por parte de los funcionarios municipales mientras se hacen las construcciones, para verificar el uso adecuado de los materiales y el cumplimiento de las medidas antisísmicas; a fin de evitar que se conviertan en peligros latentes en caso de un temblor o movimiento telúrico mayor. Mas aún si tomamos en cuenta que nuestro país está ubicado el Cinturón de Fuego del Pacífico, caracterizado por una intensa actividad sísmica.

Casonas

Para Hipólito Cruchaga Mercedes, director regional del Instituto Nacional de Defensa Civil Norte,  no es posible determinar cuánto puede afectar un sismo a las construcciones antiguas. Tendría que hacerse un análisis exhaustivo sobre estas.

Hay muchos agentes que determinarían cuánto puede resistir una casona en caso de sismo en nuestra ciudad,  pero básicamente se puede determinar por dos factores: el mantenimiento que tenga el inmueble y la intensidad del sismo. De esta forma, si en nuestra ciudad se registra un  sismo superior a los siete grados en la escala de Richter, muchas de las construcciones, no solo las antiguas, se convertirían en trampas mortales.

Según indica, si una casona mantiene sus paredes remojadas, techos apolillados, bases deterioradas en gran escala, no hace falta un sismo de gran magnitud para que estas  se vengan abajo. En su mayoría estos inmuebles han soportado sismos durante muchos años, es decir que son construcciones que de alguna manera tienen bases antisísmicas, a pesar de ser de madera, arcilla, sus bóvedas y cúpulas de quincha, entre otros materiales de la época. Cruchaga afirma que con un buen trabajo de mantenimiento mucho es lo que se puede hacer. Esta partida la juegan el INC y los dueños de los inmuebles.

¿Qué hacen los Propietarios?

Si bien, según los especialistas, el estado de las casas antiguas representa un peligro en un caso de sismo, la realidad es que las casonas  son patrimonio cultural y que mantenerlas implica no afectar su diseño original propio de nuestra historia y cultura. En ese caso la idea sería empezar a trabajar en ellas. Para el Director del INC Piura, el Sr. Rafael Sime Méndez, los dueños de estos inmuebles tienen una responsabilidad sobre sus inmuebles, mucho más allá sobre si  son o no patrimonio cultural, les corresponde cuidar sus bienes. Más aún si gozan de estar exonerados por parte de la Municipalidad de pagar arbitrios. Con tal ventaja, deberían trabajar en el mantenimiento de sus inmuebles, pero ello no ocurre, dijo. La institución se preocupa por la conservación de las viviendas pero explicó que está impedida por ley de destinar dinero a propiedades privadas. Significa –dijo- que en tal caso las cartas están en la mesa de los propietarios. 

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